jueves, 15 de agosto de 2019

Volver de repente.

De repente venía caminando y pensé: no escribí nada en blog! Hacia ya tres días que estaba de viaje, de vacaciones, qué pasó? La sensación es que de repente mi cerebro se despejo y vio la luz. Llegue a esté viaje un tanto, muy, quemada. Hasta el dia que viaje no había, ni siquiera, separado la ropa. Tarde 3 días en caer que no había conectado con lo primero que hago cuando pienso en vacaciones y es pensar en que escribir. Hace tanto no escribo!! A pesar que mi amiga Laurie, me lo recuerda todos los días y hasta me regalo un hermoso cuaderno para que lo haga. 
No importa si este no es un comienzo como los otros , acá estoy volviendo a disfrutar de estos momentos. 
Hoy es el 5to día que estamos viajando. En este momento estamos en un lugar que se llama itapipoca. Será un relato que difícilmente salga ordenado y menos cronológicamente.

Este año y después de varios meses de pensar y re pensar cual sería el destino, decidimos venirnos a brasil, no fue el destino más deseado, pero el que nos permitía el presupuesto. En ese momento que creo que pensábamos con el dólar a 40. Una vez decido el país, dimos vueltas por las diferentes opciones, laufer conoce mucho esta zona. Si! otro año más que tenemos la suerte de compartir un destino nuevo. Nuestras ya típicas vacaciones juntas. Decidimos un día sacar el pasaje a fortaleza y después ver cuál sería el destino final. Investigamos, preguntamos y decidimos ir de fortaleza para el norte. Nos habían comentado de algunos pueblitos cerca y decidimos ir a conocerlos, así fue como pasamos nuestras primeras noches en Flecheiras. No sabíamos bien que nos íbamos a encontrar. Lo vimos como un punto turístico donde se hace kitesurf, con lo cual tenía que estar bien, a pesar del viento. Llegamos al aeropuerto de fortaleza y en nuestra cabeza, teníamos armado el recorrido de cómo llegar a Flecheiras que estaba a unos ciento y pico de km. Leímos que había bondis y relajamos. En este viaje relajamos por demás. Llegamos al aeropuerto de fortaleza y no teníamos muy en claro cómo ir. Averiguamos y fue el primer choque con un idioma que creía entender. Fue difícil. Era domingo 8am... no estaban los transportes tradicionales, así que en un taxi nos fuimos a la estación de bus, de donde saldría el que nos llevaba al pueblito. Tuvimos que esperar cómo 4 horas por el horario de salida, más una horita de yapa de atraso. En ese rato, nos dedicamos a comprar el chip para tener conexión. Segundo momento difícil, con el entendimiento entre ellos y nosotras. Parece ser que para podernos comprar un chip acá se necesita algo que es el cfp o cpf que es como el número de documento, sin eso supuestamente no te lo habilitan. Habíamos leído en internet que si, con lo cual para nosotras esa era la verdad única, tenía que funcionar. Arrancamos en un local chiquito donde vendían accesorios para celus, fuimos a otro y nos dijeron que no se podía, volvimos a insistir, compramos el chip y nos dispusimos a intentar activarlo. Había que llamar y uña mensaje eterno en portugués diciendo cosas inentendibles, logro hablar con alguien en un inglés muy precario y se corta. Seguimos paraditas ahi con la brasilera que ya para esa altura le había puesto una onda que nos empezó a dar vergüenza, tan instaladas estábamos y no conseguimos activarlo que se cansó y puso su número de cpf! Y ahí si! Teníamos conexión! Tranquilidad para nosotras. Repetimos la operatoria y de nuevo su cpf, en casi dos horas habíamos conseguido nuestro primer objetivo. Conseguimos agua para mate, picamos algo y después de 5 horas nos subimos camino a Flecheiras. 
En el camino nos enteramos que el bondi no entraba am pueblo y nos teníamos que bajar en la ruta. Que problema había? Ninguno. Ya nos habían escrito de la pousada y una chica que se bajaba con nosotras le hablo a la pousada y me pidió que nos mandaran un carro, por que maletas grandes. Nos bajamos, vestíamos igual que cuando nos subimos al avión. Jean, abrigos de todo tipo, ya un calor!  Llegan a buscarnos en moto!!!! Por que no habían conseguido carro. Quisimos llamar un taxi...no existían. Nos separaban 5 cuadras como mucho, dijimos vamos caminando. Fue la decisión más errada que tomamos. El camino era de adoquines, pero no esos que van como paralelos al piso, estos estaba n de punta... hasta con zapatillas jodian. Sobre el adoquín del diablo había arena, no había forma que mi valija de 4 ruedas circulara por esa superficie. La alce cual bebe y camine, creo que no llegue a los 50m, en ese instante decidimos hacer dedo, tentadas, transpiradas y sin entender lo poco desarrollado del lugar donde estábamos, le pedimos a una flia en una camionetita que nos subiera a la caja y nos llevara a la pousada. Así fue la llegada.  A todo esto ya eran las 5:15 estaba por caer el sol. Ojotas, mate, short y a la playa a disfrutar de lo mas lindo que te regalan estos paisajes, la puesta de sol. Realmente en ese instante llego la felicidad.
Dimos vueltas por las 3 cuadras que tenía la principal, miramos los lugares para comer, cenamos y a la pousada. 

Al día siguiente nos quedamos en la playa del lugar, playa ancha e inmensa, donde la marea sube al medio día. No había casi turistas, el pueblo y la playa eran nuestras. Mucha paz, mucho viento, y felicidad por estar ahí. Así fue muy tranquilas en una situación reposeras que nos prestaron. Almuerzo tardío, un siestin y otro divino atardecer. No podíamos pedir más, era lo que habíamos deseado desde que empezamos a pensar el destino. A la noche nos comimos una paella que de tan rica no pensamos en el dólar, lo bien que hicimos! 

El martes, arrancamos caminando a una playa cercana, 5 km que se llama Guajiru. Quisimos ir en algo... pero no... no había buses, los cuatri eran carísimos, así que salimos caminado por la playa. Esa playa inmensa, y con el mar bajo. Caminamos y caminamos, sobre una arena con una conchilla que me dejó una ampolla en el pie, que una vez que llegamos no quería volver!! Este pueblito es mucho más pequeño que el nuestro, y les dije que era pequeño, rústico, en crecimiento se nota, pero con precariedad, no se si es la palabra correcta pero no me sale otra. Guajiru creo que tiene una cuadra de calle principal y es mucho. Ahí nos instalamos en unos camastros bajo una palmera de un hotel sobre la playa que nos dejaron usar sin pagar. Un lujo. Nos sentíamos huéspedes del hotel, nos faltó usarles la pileta y estábamos. Nos pasamos el día tiradas ahí, felices, nos almorzamos unos camarones a la italiana que hicieron que la ampolla valiera la pena. Siestin, y a encarar la vuelta, por suerte el mar más crecido colaboró con mi renguera, por que me refresco la zona. Así nos sorprendió el atardecer llegando, otro momento ubicó.
 Ayer nos fuimos a mundau a 13km de donde estábamos, difícil parecía tmb para ellos que quisiéramos ir en bus... no hay una red de transporte que soporte nuestras formas de viajar. Ese turismo de a pie que hacemos.  Igual no es había excursiónes o cosas así... mucho para hacer por el turismo en la zona. Buenos finalmente nos tomamos el bus y nos fuimos a estén lugar donde se juntan el río y el mar. Este si que fue un pueblo fantasma. Llegamos, de turistas estábamos solas! Fuimos a la playa y caminamos, una inmensidad nunca antes vista por mi, las playas, los medanos, muy lindo, muy diferente. Muy árido y con palmeras. Lindo lindo. Llegamos al lugar donde se hacen las piscinas naturales y se mete el río en el mar. Las fotos no le hacen ni un poco de honor al paisaje. Una zona con mucha energía eólica con lo cual por todos lados se ven los molinos.
Recorrimos un par de fotos y nos pusimos al sol al resguArdo del viento, que es el fiel compañero de estos lados. Lectura, disfrute y llego el momento de comer. No saben lo que eran esas pocas cuadras del  pueblo fantasma. Ahí en esas calles no corre viento. El calor y la desolación, eran tremendas. No había un alma circulando. Logramos encontrar un solo lugar donde estaba la poca gente que vimos, y ahí almorzamos, una cantina bien de lugareños, donde todo fue raro, desde el mozo, el tiempo que demoraron en cocinarlo  y lo que nos querían cobrar. Por suerte en la  paz qué te dan las vacaciones y sobre todo estos lugares, nada era grave. 
Siesta y música en las horita que nos quedaba antes de volver en el único bus que nos sacaba de ahí. Llegamos para ver el último atardecer en Flecheiras.

Hoy arrancamos trajín hacia Jericoacoara, pero ese será otro relato, se me hizo muy largo hoy.

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